Como cada mes de marzo, nuestra congregación se une a la celebración del Día Internacional de la Mujer. Como mujeres -y, además, mujeres en la Iglesia- no podemos dejar pasar este momento para la reivindicación, pero también para la reflexión.
Nuestra congregación es un pequeño reflejo de la amplia realidad de las mujeres en el mundo: somos diversas en edad, en lugares de procedencia, en idiomas y cultura, pero todas hemos sido testigos de cómo la desigualdad se hace presente día a día.
Una desigualdad que toma su peor rostro en la violencia hacia las mujeres a las que estamos unidas por nuestro carisma, pero que también se revela, incluso, en la forma de la falta de cargos de responsabilidad, aun hoy, y a pesar de los pasos que se han dado en los últimos años, dentro de la Iglesia.
Durante su pontificado, el papa Francisco ha nombrado a mujeres para cargos de responsabilidad en ministerios eclesiales históricamente ocupados por varones. Ha dado, por primera vez, la oportunidad de tener voto en los Sínodos a una religiosa, la hermana Nathalie Becquart, y ha dado un paso importante con el motu proprio Spiritus Domini.
También organizaciones dentro de la Iglesia, como la CIVCSVA, han dado pasos adelante en este sentido con el nombramiento de mujeres. Pero aun faltan muchos pasos que dar en este sentido.
Confiamos, además, en que las reivindicaciones de las mujeres dentro de la propia Iglesia tengan su reflejo en la sociedad, y para ello no podemos sino fijarnos en la luz que arroja la fundadora de nuestra congregación, Madre Antonia: una mujer que, en una época como en la que vivió, supo profundizar en la fe para librarse de los prejuicios, los tabúes, y emplear su vida en la atención hacia las mujeres más descartadas.
A la luz de esta misma fe que inunda el carisma oblata, esperamos ser capaces de, como Madre Antonia, ver la singularidad de cada una de las mujeres que encontramos día a día, desde religiosas a laicas o mujeres atendidas en los proyectos, para así abrir puentes y demostrar que solo acompañándonos las unas a las otras, estando unidas y dejándonos interpelar por las distintas realidades, podremos alcanzar la igualdad.
