- Las Hermanas Oblatas de Bilbao reciben el premio en la categoría de Trabajo Contra la Violencia Hacia las Mujeres
El reconocimiento de la labor en favor de la igualdad de mujeres y hombres se dio cita en la Sala BBK de la Gran Vía de Bilbao el día 7 de marzo con la entrega de los Premios Zirgari 2018.
En torno a 400 personas acudieron a esta ceremonia en la que se reconoció a personas, entidades y empresas que trabajan cada día en iniciativas a favor del cambio de valores, el empoderamiento y la conciliación responsable.
Estos premios recogen la tradición de las sirgueras, mujeres que remolcaban con su esfuerzo los barcos por la Ría de Bilbao.
Las cuatro categorías de los galardones fueron:
- Trabajo Contra la Violencia Hacia las Mujeres: Hermanas Oblatas (programa Leiho Zabalik). Entregado por la Diputada Foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, Teresa Laespada.
- Corresponsabilidad y conciliación: Mutualia. Entregado por el Director General de BBK, Gorka Martínez.
- Empoderamiento y Cambio de Valores: Zinemkumeak Gara! Entregado por la Directora Foral de Igualdad, Diversidad y Cooperación, María Guijarro.
- Premio Honorífico a la Trayectoria: Adela Asúa. Entregado por el Diputado General de Bizkaia, Unai Rementeria.
Justicia e igualdad
En las palabras dirigidas a los presentes al recoger el premio después de agradecer el reconocimiento al trabajo realizado, se dedicó el premio a todas las hermanas, profesionales y voluntariado que a lo largo de la presencia de las Oblatas en Bizkaia contribuyeron a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Una dedicación especial a las mujeres que ya están integradas plenamente en la sociedad y, sobre todo, a aquellas a quienes aún no podemos poner nombre ni rostro, que pueden estar pasando a nuestro lado y no las vemos y que siguen teniendo en común con las sirgueras del siglo XIX: la explotación y la fortaleza.
“En una situación de prostitución forzada y de trata con fines de explotación sexual, en la que los derechos humanos son tan brutalmente vulnerados, nos preocupa en igual medida la explotación de quienes no les importa lucrarse con la vida dañada de tantas mujeres, como el silencio cómplice de quienes teniendo la obligación de garantizar el derecho a tener derechos fundamentales vuelven la cara hacia otro lado dejando a las mujeres en tierra de nadie.
Porque también se ejerce violencia y discriminación cuando se limitan las ocasiones para lograr la igualdad jurídica, social, política y económica. Esta es una violencia continua, sin tregua, cuando las mujeres, que detectamos como víctimas de trata para la explotación sexual, sienten que no tienen garantizada su seguridad ni la de sus familias, que la carga probatoria de su denuncia recae sobre ellas, que desearían interrumpir la violencia que se sigue ejerciendo sobre sus compañeras pero no pueden denunciar por miedo a represalias y que además, al no hacerlo, seguirán en una situación administrativa irregular en la que prácticamente no les va a asistir ningún derecho”.
Un trabajo que continúa
Tras reconocer la existencia de muchas personas y entidades implicadas en este trabajo se concluyó haciendo una invitación: “Lo importante es que toda acción, pequeña o grande, produzca un efecto multiplicador en la familia, el trabajo, amistades, centros de estudios, medios de comunicación etc. Y se oriente a construir, efectivamente con otros y otras, un nosotros plural, soberano y ciudadano que exija, concrete y amplíe las políticas públicas y la justicia restaurativa que las mujeres y niñas necesitan. Las que sus derechos exigen. Las que todos nos debemos: ineludibles, posibles y urgentes.
Gracias porque juntas y juntos seguiremos trabajando, mano a mano, desde nuestra identidad de mujeres Oblatas siguiendo el modo de actuar de Jesús de Nazaret con las mujeres: Mujer, la fuerza que hay en ti te ha empoderado. Si, seguiremos hasta hacer de Bilbao una ciudad abierta, con alma, capaz de entender que su desarrollo solo será armónico y sostenible. Cuando no existan nuevas sirgueras a quienes se les nieguen el pan y las rosas, cuando ninguna mujer se vea obligada a ejercer prostitución contra su voluntad por ser pobre, inmigrante, o simplemente por ser mujer”.
